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La quema (escondida) de Bullrich

Opinión
La tarea cotidiana de un periodista que trabaja en un matutino se desarrolla en la tarde-noche de cada día. Esto significa que salimos de casa en las primeras horas de la tarde y regresamos bien entrada la noche, sobre todo si se vive en Lanús, como es mi caso. Es fácil deducir, entonces, que nos acostamos tarde y nos levantamos cerca del mediodía, salvo que tengamos que cubrir juicios orales siempre tempraneros o lo que es peor, saltar de la cama a las siete de la mañana –hora insalubre si las hay– para jugar a las escondidas con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por ejemplo.
La noticia era la quema de “seis toneladas” de droga, acontecimiento que podía, o pudo ser presenciado –vaya uno a saber– por cualquier ciudadano, siempre que no se tratara de un periodista y un fotógrafo del diario PáginaI12. Tal vez pensaron que nos íbamos a poner a gritar “no lo hagan, no quemen nada” o, lo más probable, que pensaran y tal vez con razón, que podríamos ironizar sobre estas movidas grandilocuentes que intentan hacer creer que quemando marihuana y encarcelando perejiles se le pone fin al “flagelo del narcotráfico”.
La quema, según los anuncios de la propia ministra Bullrich, iba a ser ayer, a las 13, en algún lugar de Ezeiza. Por las dudas y para estar más lúcidos, nos levantamos tempranito y luego de pasar por el diario, partimos con el fotógrafo a lo que fue la búsqueda del tesoro nunca encontrado. El horario y el lugar, el Instituto de Formación Ezeiza de la Fuerza Aérea, fue confirmado por un vocero del Ministerio de Seguridad. Cuando llegamos allí, una joven uniformada, luego de un rato, nos dijo que tal vez sería en otra dependencia de la misma fuerza, a metros de allí o en un edificio del otro lado de la autopista Riccheri, que pertenece a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Como si fuera el trámite para obtener un turno médico en el PAMI, nos mandaron a la sede central de la PSA, en el Barrio Uno, cerca del Hospital de Ezeiza. 
En ese lugar, finalmente, luego de averiguar bastante tiempo, nos dijeron que la quema había sido en algún lugar del Aeropuerto de Ezeiza, por el que habíamos pasado también, como parte del Juego de la Oca que emprendimos, sin poder avanzar o avanzando en vano un montón de casilleros. Y bueno, el premio consuelo llegó a través de la cuenta oficial de Instagram del Ministerio. Las imágenes muestran a una verdadera multitud de personas presenciando la quema, entre abrazos y besos de los funcionarios. Se intuye que hay “ciudadanos comunes” como los que había convocado Bullrich, se ven los panes de droga y el horno. En algún momento, lanzan los panes hacia adelante, pero no se los ve caer dentro del horno, sin duda un error del que manejaba la cámara. Patricia Bullrich, que no puede esconder una media sonrisa cuando mira a alguien que está al costado de la persona que filma, se regocija diciendo que es “una nueva quema de droga” porque en la Argentina macrista “la droga que se secuestra, se quema” y como es obvio “no llega a su destino”. Ahora se espera la opinión de Lilita Carrió. 

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