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Nuevos testimonios sobre la presencia del jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad en la represión a la comunidad mapuche
Dos voceras de la comunidad mapuche de Cushamen hablaron con el funcionario Pablo Noceti en la ruta. Y lo vieron pasar por el mismo lugar seis horas después. Ellas habían sido detenidas cuando salían para denunciar la represión de la madrugada.
Pablo Noceti sobre la Ruta 40, el 1º de agosto a la tarde, luego de la desaparición de Santiago Maldonado.
Pablo Noceti sobre la Ruta 40, el 1º de agosto a la tarde, luego de la desaparición de Santiago Maldonado. 
Imagen: Gentileza Noticias El Bolsón
Cerca del mediodía del 1º de agosto, las dos mujeres retenidas sobre la ruta 40 vieron acercarse desde la zona de la comunidad una camioneta con vidrios polarizados de donde bajó Pablo Noceti. Luego de estrechar la mano a cada uno de los uniformados miró a quienes estaban detenidos.
–¿Usted quién es? –preguntaron las mujeres.
–Soy el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad. 
–¿Y por qué estamos detenidas?
–Las podemos retener hasta seis horas por averiguación de antecedentes –respondió Noceti. 
 Soraya Maicoño, una de las testigos clave de la causa por la desaparición de Santiago Maldonado, estuvo seis horas demorada sobre la ruta en el lapso en que se desarrolló el operativo represivo de la Gendarmería sobre la Lof en Resistencia de Cushamen, y fue quien vio y habló con Pablo Noceti, jefe de Gabinete del ministerio de Seguridad de la Nación, según confirmó a PáginaI12 una alta fuente del caso. La habían retenido junto a otras dos personas cuando salían de la comunidad en un vehículo y su permanencia allí le permitió una apreciación directa de los movimientos de los cuatro escuadrones que habían acudido para desalojar un corte realizado por menos de diez personas. La presencia del funcionario de Cambiemos, y defensor de genocidas, el 1 de agosto al mediodía es una de las pocas admisiones que hizo el gobierno hasta ahora, pero lo que hasta hoy no había trascendido es que Noceti volvió por la ruta desde el sur, y paró en el mismo lugar. Pocos minutos después concluía la represión, y a dos kilómetros, en el ingreso a la Lof, los mapuches le contaban a los referentes de la APDH que “faltaba uno, faltaba El Brujo”. Aunque el gobierno ya no repite que el joven pudo ser apuñalado en medio del desierto, sigue en la línea de las omisiones. “Noceti pasó a las 12.30 cuando el procedimiento ya había terminado y se bajó a saludar como dijo la ministra (Patricia Bullrich), no fue a dar órdenes”, dijo ayer durante su informe en Diputados, el jefe de Gabinete Marcos Peña (ver página 5). Lo que no dijo el funcionario de Cambiemos es que Noceti volvió a pasar por el mismo cruce de esa ruta con el ingreso a la estancia Leleque seis horas más tarde. 
Las mujeres, voceras de la comunidad, habían ingresado a las 9 a esa parte del territorio que reivindican como propio por derecho ancestral y que ocuparon en 2015. Fueron en un auto gris por un camino al margen de la ruta nacional 40 hasta la construcción ubicada a unos 400 metros. Una hora más tarde, el mismo alférez Daniel Gómez que había detectado el ingreso indica que salieron y “ordena a un vehículo oficial realizar un seguimiento controlado”, según registro del expediente al que tuvo acceso PáginaI12 previamente al decreto del secreto de sumario. A las 10.30 “personal destacado sobre la ruta 40 detiene el vehículo” ocupado por Maicoño, Andrea Millañanco y Nicolás Daniel Huala Hernández y los liberan a las 15.30 pero “sujetos a la causa 3144/2017 sobre entorpecimiento de servicios públicos”. Apenas las pararon, les quitaron los teléfonos celulares, sus documentos y los del vehículo, y los dejaron allí neutralizados en la ruta. No pudieron cumplir así su objetivo, ir a denunciar los aprestos represivos que habían vivido durante la noche, con la Gendarmería disparando ráfagas de munición antimotín. 
Cerca del mediodía, mientas seguían demoradas en la ruta, tuvieron el diálogo con Noceti, que según el Gobierno “pasó a saludar a los Gendarmes”. 
Luego, el funcionario se fue hacia el sur, no se sabe si a Esquel, al destacamento 37 de Gendarmería San Martín o hacia la estancia de Benetton. Muy poco después –los tres miembros de la comunidad mapuche retenidos allí, en una acción que investiga el defensor oficial Fernando Machado, quien pidió la nulidad de esa detención– vieron pasar a alta velocidad una camioneta de Gendarmería, también por la mano que va hacia el sur. Los movimientos se intensificaron hasta que se desató la cacería de mapuches pasando la tranquera del predio, con un centenar de gendarmes al mando del comandante Juan Pablo Escola, al grito de “disparen, cacen a uno”.
Julio Saquero y Mabel Sánchez (APDH), que había acudido al lugar alertados de que “faltaba uno”, tuvieron una última discusión con los uniformados en la cual éstos directamente respondieron que respondían a órdenes del Estado, cuando en principio mencionaban al juez Otranto.
Ahora bien, la fotografía tomada a Noceti con el cartel que indica Museo Leleque de fondo no correspondería al mediodía, cuando el gobierno afirma que “pasó por ahí y se bajó a saludar” sino a poco antes de que los detenidos fueran liberados, al atardecer. Es decir, Noceti volvió unas cinco o seis horas más tarde, cuando ya había desaparecido Santiago Maldonado. PáginaI12 confirmó que esta información está plasmada en una de las tres declaraciones realizadas en la causa por la desaparición forzada que instruye la fiscal federal Silvina Ávila. Esto también se desprende de los testimonios en video difundidos ayer por la noche por La Izquierda Diario y Tiempo Argentino, desde Esquel. “No queríamos firmar el acta sin los organismos de derechos humanos, y a eso de las 5 y media o seis lo vimos pasar de nuevo a Noceti”, dice Maicoño en sendos videos.
El 31 de julio en Bariloche había sido reprimida ferozmente una manifestación por la liberación del lonko de la comunidad mapuche de Cushamen, Facundo Jones Huala, en la que nueve personas fueron detenidas. Fue entonces que Noceti dijo a Radio Nacional: “Vamos a empezar a terminar con el RAM, y a partir de ahora cada actividad pública que hagan van a quedar detenidos y llevados a juicio todos, cuando corten la ruta o se concentren frente al juzgado los vamos a detener, que lo tengan claro porque eso es lo que va a ocurrir, con el RAM no tenemos nada que dialogar, lo que haremos es judicializarlos. Van a quedar todos presos”. 
Marcos Peña reconoció ayer que Noceti fue a Bariloche el 30 de julio para un encuentro con las policías de Río Negro, Chubut y Santa Cruz, y miembros jerárquicos de Gendarmería, para analizar “la creciente violencia detectada en la zona” (ver página 5). Allí estuvo el comandante Diego Balari, jefe de la Agrupación Chubut de Gendarmería, quien comandó las acciones del procedimiento de desalojo de la ruta 40 en el cual desapareció Maldonado y sobre quien Peña también habló ayer. “Balari dijo que recibió órdenes de la superioridad, que es lo que responden siempre los uniformados”, dijo el jefe de Gabinete. En realidad, en declaraciones del 2 de agosto al canal de Esquel, Balari había dicho, además, que coordinó el operativo “en base a orientaciones y órdenes precisas emanadas del Ministerio de Seguridad y el juzgado”. 
En nombre del presidente Mauricio Macri Peña expresó: “Somos los primeros interesados en que aparezca”. Cuando escuchó esto José Schulman, dirigente de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) quien con Eduardo Barcesat denunció a Mauricio Macri y el resto del gabinete de Justicia y Seguridad por encubrimiento, replicó: “Cuando hay una desaparición forzada de persona el Estado siempre construye un discurso falso porque necesita encubrir su responsabilidad, no tiene escrúpulos en su defensa del capital extranjero y de las tierras de sus parientes. A Santiago no hay que buscarlo, no es un perro perdido, hay que devolverlo porque se lo llevó Gendarmería”. Para Schulman es inconcebible que “la ministra nos haya dicho en la cara que están muy preocupados por la lucha armada en el sur, y que su jefe de Gabinete se acercó de casualidad y como vio a un gendarme amigo se bajó a saludar. Los gendarmes no andan por su cuenta, las órdenes de reprimir reales se dan oralmente”.

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