“Me duele ver a jóvenes tirar la toalla”

EL MENSAJE DE FRANCISCO EN SU SEGUNDO DIA EN CRACOVIA PIDIO MISERICORDIA PARA LOS REFUGIADOS
“Decir misericordia junto a ustedes es decir oportunidad, mañana, compromiso, confianza, apertura, hospitalidad, compasión, sueños”, dijo el Papa ante los jóvenes. Luego les advirtió sobre los vendedores de humo y de falsas esperanzas.
En el cierre del segundo día de su visita a Polonia, y tras advertirles sobre los vendedores de humo y de falsas ilusiones, el papa Francisco pidió ayer compromiso para acoger a los migrantes en un discurso ante unos 600 mil jóvenes que participan de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia (JMJ).
“Conociendo la pasión que ustedes le ponen a la misión, me animo a repetir: la misericordia siempre tiene rostro joven”, aseguró el Pontífice en el parque de Blonia ante los inscriptos en representación de 187 países (seis menos que las Naciones Unidas), entre ellos unos cinco mil argentinos. “Porque un corazón misericordioso se anima a salir de su comodidad. Un corazón misericordioso sabe ir al encuentro de los demás, logra abrazar a todos”, dijo Francisco a los miles de jóvenes que desde el fin de semana colman cada rincón de la ciudad y sus alrededores y abarrotan cada lugar en el que se presenta.El mensaje del Papa estuvo cruzado todo el tiempo por la crisis política y social que vive Europa desde principios del año pasado, con la llegada de más de 1,3 millón de refugiados e inmigrantes de Africa y Medio Oriente, que desató un cierre masivo de fronteras y un crecimiento del sentimiento xenófobo al interior de la Unión Europea. “Un corazón misericordioso sabe ser refugio para los que nunca tuvieron casa o la han perdido, sabe construir hogar y familia para aquellos que han tenido que emigrar, sabe de ternura y compasión”, aseveró. “Un corazón misericordioso sabe compartir el pan con el que tiene hambre, un corazón misericordioso se abre para recibir al prófugo y al migrante”, añadió, en la JMJ que se desarrolla dentro del Año Santo de la Misericordia, que se extiende hasta el próximo 20 de noviembre. “Decir misericordia junto a ustedes es decir oportunidad, decir mañana, compromiso, confianza, apertura, hospitalidad, compasión, sueños”, explicó el Pontífice, quien habló ante los jóvenes minutos después de recibir las llaves de Cracovia.“Lánzanos a la aventura de construir puentes y derribar muros, cercos y alambres, lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida”, pidió a Dios junto a los jóvenes. El Pontífice, que dialogó varias veces con un público que no dejó de vivarlo tras cada palabra, advirtió a los miles de jóvenes sobre los vendedores de humo y falsas ilusiones y se mostró dolorido por los que parecen haberse jubilado antes de tiempo. “Quiero confesarles otra cosa que aprendí en estos años. Me genera dolor encontrar a jóvenes que parecen haberse jubilado antes de tiempo”, dijo ante una multitud que desafió las lloviznas en la ciudad polaca y cubrió de banderas de los cinco continentes y pilotos de todos los colores el céntrico parque de Blonia.“Me preocupa ver a jóvenes que tiraron la toalla antes de empezar el partido. Que están entregados sin haber comenzado a jugar. Que caminan con rostros tristes, como si su vida no valiera. Son jóvenes esencialmente aburridos y aburridores”, reconoció el Pontífice. Durante su mensaje en el parque, Francisco reconoció que es difícil, y a su vez cuestionador, por otro lado, ver a jóvenes que dejan la vida buscando el vértigo, o esa sensación de sentirse vivos por caminos oscuros, que al final terminan pagando y pagando caro. “Cuestiona ver cómo hay jóvenes que pierden hermosos años de su vida y sus energías corriendo detrás de vendedores de falsas ilusiones, en mi tierra natal diríamos vendedores de humo, que les roban lo mejor de ustedes mismos”, añadió. “Estoy seguro de que hoy entre ustedes no hay ninguno de estos”, les dijo.Desde temprano, decenas de miles de jóvenes se movilizaron por el centro de Cracovia con banderas de países de los cinco continentes, desde Argentina, Ucrania y Australia, hasta grupos más pequeños de China, Nigeria y hasta Timor Oriental. En ese marco, les habló a sus queridos amigos de la juventud: “Nos hemos reunidos para ayudarnos unos a otros porque no queremos dejarnos robar lo mejor de nosotros mismos, no queremos permitir que nos roben las energías, la alegría, los sueños, con falsas ilusiones”, aseveró.En su mensaje, también criticó las ansias de influencia y poder y llamó a las personas a hacerse pequeñas y cercanas como Dios, a mostrar humildad, amor por el prójimo y generosidad. “Dios prefiere instalarse en lo pequeño, al contrario del hombre, que tiende a querer algo cada vez más grande. Ser atraídos por el poder, por la grandeza y por la visibilidad es algo trágicamente humano”, dijo y aseguró que esa gran tentación busca infiltrarse por cualquier lado.Ayer, Francisco se tropezó antes de oficiar una misa en en el Santuario de Czestochowa, a 100 kilómetros de Cracovia. Luego de que el Pontífice se cayera por un instante, su vocero Federico Lombardi aseguró en conferencia de prensa que no hubo ninguna consecuencia y no se hizo mal. “Fue un momento completamente superado”, aseveró sobre lo que describió como un percance sin mayor importancia.Hoy, Francisco visitará a las 9.30 hora local (4.30 de Argentina) el campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau, donde rezará solo y en silencio antes de encontrarse con un grupo de diez sobrevivientes del Holocausto y, sin pronunciar discursos, dejar un único mensaje escrito en el libro del campo.

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