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El financista pide que muestren pruebas

El reclamo de Elaskar en la causa por lavado de dinero que tiene como principal acusado a Báez
Después de denunciar la semana pasada la maniobra política que originó la causa, Federico Elaskar exigió que la UIF “muestre los informes de inteligencia” con que lo acusaron. También negó tener o haber tenido cuentas en Panamá e Islas Vírgenes.
“¿Dónde están los datos? ¡Muestren alguna prueba!”, dijo Elaskar en la audiencia de ayer.
“¿Dónde están los datos? ¡Muestren alguna prueba!”, dijo Elaskar en la audiencia de ayer. 
El financista Federico Elaskar volvió a hablar ayer en el juicio por lavado de dinero que tiene como principal acusado a Lázaro Báez. El ex dueño de SGI confrontó con la Unidad de Información Financiera (UIF), oficina del Poder Ejecutivo, que lo había acusado de “traficar” unos 100 millones de dólares hacia paraísos fiscales, en especial a las Islas Vírgenes. Elaskar los dejó sin respuestas: “Muestren los informes de inteligencia con los que me acusaron. No tengo ni tuve cuentas en Panamá ni en Islas Vírgenes. Nunca hice nada de lo que dicen. Levanten el secreto de esos informes de inteligencia con los que acusan a gente inocente”. El reclamo, cursado a través del abogado de Elaskar, José Manuel Ubeira, quedó planteado ante los propios jueces.
El financista había conmovido el juicio, la semana pasada, cuando exhibió las pruebas sobre la movida que dio origen al expediente. Elaskar era propietario de una financiera importante, SGI, que tenía muchos clientes de magnitud –Angelo Calcaterra, primo de Macri; la fábrica Grimoldi; los clubes Independiente y River; Papelera Massuh; Roggio; Musimundo y muchas empresas más–, pese a lo cual la prensa opositora de esa época llamó a la financiera “La Rosadita”, tratando de vincularla con el kirchnerismo. Elaskar le vendió la mitad de esa financiera a personas vinculadas con Lázaro Báez por nueve millones de dólares. Le pagaron la mitad y le quedaron debiendo más de cuatro millones de dólares. En ese marco, el gremialista Luis Barrionuevo, que nunca habló con Lázaro Báez, convenció a Elaskar de que el constructor lo quería matar y que le convenía salir en el programa televisivo de Jorge Lanata diciendo que la plata que se movía en SGI era del kirchnerismo. 
Ayer ratificó esa versión al grito de “Clarín miente, pero se derrumba la mentira”. Luego, ya en el fragor de la declaración, contó que Leonardo Fariña y el contador Daniel Pérez Gadín fueron los que le dijeron que la plata con la que le pagaron los primeros 4,5 millones de dólares provenía de Báez. Hoy en día, Elaskar piensa que el santacruceño pagó la otra mitad, pero que en el camino Pérez Gadín y otro socio, César Fernández, se quedaron con el dinero.
La semana pasada, Elaskar había declarado de dónde salieron los fondos para crear la financiera SGI. Su padre –contó en ese momento– fue el dueño de Vadelux y Vademecum, las dos empresas más grandes de limpieza del país, con 12 mil empleados. Fue Marcelo Elaskar quien consiguió, con un crédito del Merrill Lynch, el millón de dólares con el que se puso en marcha SGI. 
Y ayer el financista completó su defensa respondiendo a todas las preguntas y sobre todo contestándole a la UIF que, como querellante, fue protagonista de la acusación. Los representantes de la Unidad de Información Financiera están también en el juicio y Elaskar los enfrentó exigiéndoles que exhibieran alguna prueba: “¿Dónde están los datos? ¡Muestren alguna prueba! Nunca tuve cuenta ni en Panamá ni en Islas Vírgenes. ¿De dónde sacaron esa falsedad?”. 
Las dos declaraciones de Elaskar hasta ahora derrumbaron una parte importante de la acusación denominada por los medios enfrentados con el kirchnerismo como “La ruta del dinero K”, pese a que no hay ningún ex funcionario del anterior gobierno sentado en el banquillo de los acusados. Queda otro punto neurálgico de la acusación, no contra Elaskar, sino contra Báez. El empresario santacruceño deberá explicar de dónde salieron los 35 millones de dólares que se le encontraron en Suiza y los cinco millones que se contaron en las oficinas de SGI según quedó registrado en la filmación que trascendió. Hasta ahora, Báez sostiene que el dinero que se contó en aquella oportunidad vino del loteo de un terreno comprado al colegio Northlands, en tanto se supone que la plata en Suiza provino de las millonarias licitaciones ganadas por el constructor. Todo indica que Báez hablará en el juicio en algún momento.

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