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Las marcas jóvenes del siniestro vial

Más de la mitad de las víctimas de accidentes de tránsito porteño tiene menos de 35 años de edad
Un informe de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad reveló que en 2017 se registró un siniestro vial por hora: 9094 hechos. De los 103 fallecidos en el lugar del impacto, 48 pertenecieron a la franja de menores de 35 años.
El principal grupo de riesgo lo encabezan los motociclistas.
El principal grupo de riesgo lo encabezan los motociclistas. 
Los jóvenes son las principales víctimas del tránsito en el territorio porteño, que registró 9094 siniestros viales en 2017, uno por hora. Más de la mitad de las víctimas –heridas o fallecidas– fueron jóvenes menores de 35 años, y de los 103 fallecidos en el lugar del hecho, 48 correspondieron a esta franja etaria, según reveló un informe elaborado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. El principal grupo de riesgo lo encabezaron motociclistas, el 40,02 por ciento de los lesionados, y el 35 por ciento de las víctimas fatales in situ; seguidos por los peatones, que registraron el 23,9 por ciento del total de damnificados. Sergio Kohen, miembro de la ONG Conduciendo a Conciencia, señaló que la siniestralidad vial es “la primera causa de muerte en menores de 35 años”, y la relacionó con “el aumento del parque automotor, principalmente de motos, el consumo de alcohol y la disminución de controles y campañas de prevención”. “El gobierno de la ciudad idealiza la ciudad como si fuera Amsterdam, pero salvo el Metrobús, la movilidad está desorganizada, el alcohol y la droga aumentan y hay mucha falta de control”, remarcó.
El trabajo, realizado por la Dirección de Transporte y el Centro de Estudios, Investigaciones y Opinión de la Defensoría, destaca que de las 9641 víctimas registradas, el 54 por ciento son menores de 35 años. La franja de 25 a 29 años concentra la mayor cantidad de víctimas: 1603; detrás, los de 20 a 24 años, con 1414, y los de 30 a 34, con 1408. 
De las 103 víctimas fallecidas in situ, las franjas etarias de 20 a 24 años, 30 a 34 años y 65 años o más contienen la mayor cantidad de víctimas, 14,6 por ciento cada una de ellas. 
Según el informe, en el 95,5 por ciento de los siniestros (8684) se registró una sola víctima. El resto se distribuyeron: 338 casos con dos víctimas, 43 con 3, 16 con 4 y 13 con 5 o más afectados.
Motociclistas y peatones concentran la mayor cantidad de accidentes, 40 por ciento los primeros, 24 por ciento entre quienes se movilizaban a pie. No obstante, si solo se consideran los casos fatales, los peatones representan casi el 38 por ciento del total y los motociclistas el 34 por ciento. Según la asociación civil Luchemos por la Vida (LPV), los jóvenes de 13 a 25 años protagonizan tres veces más accidentes que los conductores mayores. Y entre las razones, apuntan a la velocidad excesiva y al consumo de alcohol.
Para Alberto Gasparini, docente y capacitador de LPV, que tiene por objetivo ayudar a modificar las actitudes y hábitos de quienes circulan por las calles y rutas del país, a pie o en vehículos, el principal problema es “la anomia, la falta de cumplimiento de las normas de los conductores peatones y ciclistas. Todos en algún momento somos peatones, y el peatón es el mismo que después se sube al auto. Y un mal peatón termina siendo un mal automovilista, motociclista o ciclista”, señaló el capacitador, y remarcó que “hay que lograr concientizar a las personas para que cumplan con las normas de tránsito, ya sea que circulen manejando un vehículo o caminando por la ciudad”.
Según el docente, se suma la “falta de control estatal y los problemas de infraestructura vial”. “Se ha bajado la guardia con los controles, y sin controles y campañas de prevención sostenidas en el tiempo es muy difícil bajar las estadísticas”.
Por otra parte señaló que “las medidas de control no pueden tener un sentido recaudatorio, sino de prevención, y quienes intervienen tienen que ser capaces de educar no solo pedirte los papeles del auto o la moto”.
Para Kohen lo terrible de los datos es que “se muere gente por causas que son evitables”. Y sabe por experiencia propia de lo que habla. Es integrante de la ONG creada a partir de la trágica muerte de 9 estudiantes, entre ellos su hijo Nicolás, y su profesora en un choque entre el micro en el que viajaban y un camión, cuando volvían de un viaje con fines solidarios el 8 de octubre de 2006, en la provincia de Santa Fe. 
“Cruzar por lugares inadecuados, el exceso de velocidad, el llamado siniestro electrónico, que es cuando la gente anda distraída con el celular o escuchando música con auriculares, y la denominada violencia vial, que genera actitudes agresivas en los conductores que se sienten más poderosos en autos cada vez más sofisticados donde la velocidad se siente menos”, son algunas de las razones  según Kohen. 
“La infraestructura vial no crece, las calles tienen un calibre determinado. Por más que se hagan muchas obras, hay cosas que no tienen sentido: calles que quedan estrechas porque de un lado tiene tachos y contenedores de basura y del otro bicisendas que dejan poco espacio para la circulación. La movilidad esta desorganizada, salvo en los metrobuses. Por eso nosotros planteamos cuatro pilares: infraestructura, educación, legislación y control y sanción”, sostuvo Kohen, y advirtió que “la educación vial no está presente en las escuelas, pese a que esta la ley de tránsito escolar. Pero no se la considera como parte de la educación primaria ni secundaria. Y el control y la sanción está destinada a la recaudación, no tiene un fin preventivo”.

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