Carrió negocia su silencio para cubrir a su hijo vinculado al narcotráfico

Lilita Carrió, con un prolongado historial de denuncias por corrupción dirigidas a propios y extraños, se llamó al silencio respecto a su frustrada candidatura en la provincia bonaerense.
Esto se debió a dos razones. En primer lugar, Elisa Carrió tiene varios domicilios registrados. Uno en el barrio de Recoleta, perteneciente a la Capital Federal, y otro en Resistencia, Chaco, además de un insólito terreno de 3 m2, que declaró ante la AFIP. Para ser legisladora por la provincia de Buenos Aires, es requisito indispensable haber residido en esa provincia durante los dos años previos a las elecciones. Por eso, Lilita intentaba pasar por encima a la ley cambiando su domicilio tan sólo unos meses antes del mes de octubre, cuando se votan las legislativas.
En segundo lugar, está involucrado su hijo Enrique Santos. ¿Por qué Lilita, que viene de denunciar a tres funcionarios de Energía y Minería, a la cúpula de la AFI, a jueces y a prácticamente todo el arco político kirchnerista, ahora se llama al silencio? La respuesta radica en su hijo.
Santos vive en el estado de Guadalajara, donde la mismísima DEA lo habría identificado como uno de los cinco líderes del Cártel de Jalisco, uno de los más temerarios del mundo. Su “trabajito” comenzó en los años noventa, cuando la policía lo encontró traficando 25 kilos de cocaína de máxima pureza, un problema resuelto por su madre.
Luego de ese momento escandaloso, la diputada lo envió a Londres, donde continuó enfrascado en un raid de drogas y fiestas, y desembarcó finalmente en México, donde ingresó al Cartel de Jalisco. Desde entonces, la diputada realiza asiduos viajes a Estados Unidos, donde asiste a conferencias y reuniones, pero principalmente para hacer la escala mexicana y visitar a su hijo.
La Justicia mexicana investiga en este momento los vínculos que Enrique Santos mantiene con Óscar Nava Valencia, sobrino de Luis Valencia, cabeza del Cártel del Milenio, uno de los más sanguinarios de todo el mundo. Además, se estudian los vínculos que el hijo de Lilita tiene con Jalisco Nueva Generación, el brazo armado del Cártel de Sinaloa en su sangrienta guerra con los Zetas de Veracruz.
La razón del silencio de la diputada es que le pidió auxilio al presidente Mauricio Macri para evitar que su hijo sea detenido, en el marco de uno de los tres procesos judiciales en los que está enfrascado en el país mexicano. Aparentemente, la DEA norteamericana habría librado una orden de investigar a Enrique Santos, acusado por envíos decomisados de droga a los Estados Unidos y lavado de dinero por cientos de millones de dólares.
Parte de la negociación con el Jefe de Estado implicó que la legisladora cese en los ataques al director de la Agencia Federal de Inteligencia, Gustavo Arribas. Como respuesta, Macri ordenó a la AFI para que comience las gestiones con el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) mexicano, para frenar los procesos contra Santos.

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