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“Da para la risa, pero no es broma”

Beatriz Rajland, titular de Attac, asociación a la que el Gobierno acusa de preparar acciones violentas
Rajland, de 80 años, se sorprendió al enterarse de que ella y la asociación que preside están siendo investigadas por “sospechosas transferencias bancarias”. Aquí explica el origen de esos fondos y habla de “provocación”.
Beatriz Rajland recibió ayer muestras de solidaridad en su departamento del barrio de Palermo.
Beatriz Rajland recibió ayer muestras de solidaridad en su departamento del barrio de Palermo. 
Imagen: Leandro Teysseire
Beatriz Rajland, profesora de Teoría del Estado de la Universidad de Buenos Aires, se encontró este miércoles con la sorpresiva noticia de que es considerada la cabecilla de una organización que prepara violentas protestas para la próxima Cumbre del G20. El portal Infobae publicó que la docente y abogada, de 80 años de edad, está siendo investigada junto con Attac Argentina, una asociación que ella preside y que estuvo recibiendo, según reveló el artículo, “sospechosas transferencias bancarias desde el exterior”. Attac constituiría así, siempre según la publicación, una suerte de célula de apoyo de “organizaciones extranjeras” que quieren a atentar “contra la seguridad de la cumbre”. Por lo que el gobierno, a través de la Inspección General de Justicia, “tiene (a Attac  y estos movimientos) bajo la lupa”.  
Con la nota subida a la web y su rápida circulación por las redes, el living de Rajland, en el octavo piso de un edificio del barrio de Palermo, se llenó a tope. El economista Julio Gambina y otra decena de militantes de la organización acudieron al lugar para dar respaldo a la presidenta de Attac, que abrió la puerta de su departamento a PáginaI12 con el auxilio de un bastón. En estos días una hernia de disco la tiene dolorida. Y se está recuperando de algunos problemas coronarios. Pero, por lo demás, su situación no es mala: “No estoy yendo a muchas reuniones, pero sigo desde mi casa lo que vamos haciendo. Estoy en un retiro activo”, definió. 
–Para empezar, ¿existieron las transferencias bancarias que denuncian como “sospechosas”?
– Sí, el equivalente a 15.500 dólares y una segunda de 20 mil pesos.
–¿Para qué les mandaron esos fondos?
–Los 15.500 dólares para actividades de la Semana de Acción Global contra la OMC, que se hizo en Buenos Aires en diciembre del año pasado, en repudio a la Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Hicimos cursos de capacitación sobre qué es la OMC y un encuentro con festival en la plaza del Congreso. Los destinamos a la carpa, los baños químicos, para pagar pasajes de compañeros del interior. Todo eso es así y figura en los balances, no hay nada que ocultar. Ahora, que se diga que estamos organizando no sé que... Nunca tuvimos ninguna actividad oculta ni nada que se le parezca. Nos extraña, o no tanto. Lo tomamos como parte de una provocación que se está haciendo contra todas las organizaciones que demuestran su disparidad con la política y la agenda del G20 y las políticas económicas neoliberales .
–¿A qué se dedica la organización que les mandó el dinero, Global Justice Now? 
“Es una ONG que trabaja el capítulo inglés de Attac internacional –explicó una de las integrantes de Attac. ¿Y el segundo envío que se investiga, los 20 mil pesos de un estudio de abogados alemanes? 
“Son los Attac  Alemania. Les sobró planta de la actividades contra el G20 realizadas el año pasado, querían colaborar con las actividades este año y nos mandaron 936 euros. Lo  usamos para  el primer encuentro preparatorio, el 19 de mayo, de la Contracumbre en Argentina”. 
Gambina hizo un repaso rápido de las actividades que Attac Argentina hizo localmente desde su creación: fue uno de los organizadores de la autoconvocatoria “No al ALCA” de 2005 (cuando los planes de George Bush fueron desairados por Néstor Kirchner y Hugo Chávez en Mar del Plata), del “No al Ciadi” de 2004, de la conferencia mundial contra el pago de la deuda durante el gobierno de Cristina Kirchner. “Nos definimos como una organización de educación popular y, por lo tanto, hacemos campañas. Nuestras campañas son contra la especulación financiera, los paraísos fiscales, la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional. Obviamente, hay cooperación internacional con otras organizaciones”, apuntó Gambina.  
En el último mes, el gobierno ha manifestado su “preocupación” por las actividades que organizaciones sociales y sindicales tienen previsto realizar para el G20, definiéndolas con términos que igualan la protesta social con el terrorismo y señalando en este marco a Attac. Otra nota publicada por Perfil el 4 de noviembre informó en este sentido que la AFI (ex SIDE) tiene “bajo la lupa” a “los grupos y militantes (argentinos) que rechazan ideológicamente” la Cumbre del G20, “especialmente el espacio Confluencia Fuera G20 Fuera FMI”. Los agentes, se informó, están siguiendo “por las redes” todas las actividades del grupo sumando así a sus actividades algo definido por el autor del artículo como “ciberespionaje”. Que en rigor, vendría a ser el seguimiento que la SIDE hizo históricamente a los integrantes de las organizaciones sociales, sólo que ahora suman lo publicado en la web.
Confluencia esta integrada por unas 200 organizaciones (sociales, sindicales, feministas) que preparan una semana de acción contra el G20 del 25 de noviembre al 1 de diciembre. Están organizando también una Cumbre de los Pueblos, y de cierre una marcha para darle la “malvenida” al presidente norteamericano Donald Trump. Attac integra este espacio junto a otras organizaciones igualmente señaladas por los grandes medios en términos estigmatizantes, como la CTA Autónoma, Barrios de Pie y Ate Capital. 
Rajland se veía entre divertida y preocupada. “No tenemos la capacidad de convocatoria que nos atribuyen...”, comentó. 
“Me sorprendió que todos los datos (sobre los movimientos bancarios de Attac) sean reales, lo que significa que alguien desde arriba los filtró. Las transferencias, e incluso que en 2006 estuvimos un tiempo inactivos y luego retomamos las actividades: todo es real, salvo la conclusión de que somos un canal para infundir la violencia en el G20”. 
Rajland aclaró finalmente que tiene 80 años y no 82, como le atribuyen. “Da para risa, pero no es una broma. Me preocupa. ¿Qué voy a salir a decir, que yo no lavo dinero? Es ridículo, pero no hay que tomarlo a la ligera”.

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