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Bajo el amparo de la Justicia

En Río Negro, se hizo lugar a una cautelar para cultivar cannabis
La familia de un nene con síndrome de Tourette fue autorizada a cultivar las plantas de cannabis que necesita para fabricar el aceite que usa el chico como medicina hasta tanto el Estado no cumpla con la Ley 27.350.
El autocultivo permite controlar la calidad de la materia prima con la que se elabora el aceite medicinal.
El autocultivo permite controlar la calidad de la materia prima con la que se elabora el aceite medicinal. 
La Justicia Federal de Río Negro hizo lugar al amparo interpuesto por la familia de Joaquín Navarro, de 7 años y con síndrome de Tourette, por lo cual los autoriza a cultivar cannabis para obtener el aceite que el chico necesita por su enfermedad. El amparo estará vigente mientras el Estado Nacional no garantice la provisión de los productos medicinales para el pequeño. 
Federico Ambroggio, abogado y uno de los impulsores del amparo, explicó: “Junto con la familia (específicamente, la mamá y los dos abuelos) presentamos un amparo contra el Estado Nacional, en la Justicia federal de Viedma. El objeto principal es que el Estado cumpla con la Ley 27.350, la que regula el uso del cannabis medicinal. Hay mucha burocracia y un único tipo de aceite ‘disponible’, en el marco de la 27.350, el que se llama Charlotte’s Web (y tampoco es que sea tan fácil acceder). El problema es que el Charlotte sirve sólo para algunas patologías y no sirve en casos de Tourette. Además, Joaquín necesita rotar las cepas, porque a los tres meses, más o menos, se produce un acostumbramiento y el aceite deja de hacer efecto. Entonces hay que cambiarlo y darle otros”. 
“El objetivo de máxima es que se cumpla la ley y que el Estado distribuya el aceite de las distintas cepas a todos los que lo necesitan. Como intuimos que la cosa va a tardar bastante, interpusimos una cautelar para que hasta que el Estado provea, se permita a la familia el autocultivo de plantas de distintas cepas. Esto es importantísimo. Es la segunda vez en todo el país (el primero es un caso de Salta) que se despenaliza el autocultivo”, se entusiasma Ambroggio. 
El fallo autoriza el cultivo, pero con ciertas restricciones. “Se permite el cultivo de hasta 14 plantas, en un domicilio específico, y sólo pueden la mamá y los dos abuelos. Tienen que plantar en macetas y no a la vista (no es un problema moral, sólo que no puede ser en el jardín para que no puedan robarlas, y tampoco pueden plantar hectáreas enteras). El abuelo, Gabriel Andrés Navarro, que es médico forense, también es responsable, junto con la doctora Cecilia Romero, del control médico de Joaquín”, detalló el letrado.
“El fallo se circunscribe a Joaquín, pero los jueces, sobre todos los federales, son muy poderosos y tienden a fallar según el mismo criterio. no olvidemos que este caso se presentó en la Justicia federal porque todo lo que tenga que ver con drogas es del ámbito federal. Entonces creo que hay muchas chances de que abra puertas para fallos similares en otros ámbitos. Río Negro es una provincia bastante innovadoras en estos temas”, amplió Ambroggio. 
Y se mostró muy satisfecho por la respuesta que tuvieron de buena parte de la sociedad: “Presentamos el amparo hace más o menos dos meses y se hizo un poco largo porque el juzgado corrió vista al fiscal federal Marcos Escandell; al fiscal a cargo de la Procuraduría de Narcocriminalidad, Diego Iglesias, y al defensor público oficial, de la Justicia Federal de Viedma, Marcelo Sánchez. Los tres fallaron a favor de la cautelar. La Asociación Pensamiento Penal presentó un amicus curiae también a favor, y Cannabis Medicinal, de Cipolletti, también nos ayudó. Por eso este fallo es valioso por Joaquín y por las posibilidades que abre. Es impresionante pensar que en la Argentina hay casos en los que es legal cultivar cannabis”.
María Eugenia Sar, la abuela de Joaquín, contó: “En mayo o junio de 2016, cuando Joaquín tenía 5 años, le diagnostican síndrome de Tourette. Y empezaron a tratarlo con una medicación muy fuerte, con antipsicóticos. Fue realmente peor el remedio que la enfermedad. No mejoraba del síndrome y empeoraba por otros lados. Cuando comenzó el tratamiento, pesaba 27 kilos. Dos meses después estaba en 32, un desastre. La perspectiva era que hacia los 10 años ya hubiera desarrollado diabetes y obesidad. Entonces Macarena, la mamá, decidió cortar con esa medicación y empezar con el aceite de cannabis, en noviembre del 2016. Joaquín está fantástico, mejoró en la escuela, en su sociabilidad”.
Pero con fallo no termina la lucha para esta familia: “Lo de Joaquín es casi un privilegio, porque la familia pudo ocuparse y tuvimos un equipo maravilloso y una jueza de mucho coraje. Pero no puede dejarse librado a la suerte un tema de salud. El caso de Joaquín no es de los más graves, pero para él y para su familia esto es importantísimo”, insistió Sar.
Y terminó con otro planteo general: “Las familias no queremos estar a merced de los narcos o de que un vecino enojado por tonterías nos denuncie y seamos allanados y encarcelados. Y además necesitamos poder controlar todo el proceso, porque usamos las plantas para elaborar medicinas. Por ejemplo, para evitar plagas, usamos canela, no productos químicos. Por eso es tan importante legalizar el autocultivo. Mientras el Estado no se haga cargo, el problema subsiste y es muy serio”.

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